Adviento, tiempo de espabilar el oído

belenNo son tiempos fáciles. Vivimos embaucados en un sistema que genera desigualdades cada vez más abismales. Las noticias que nos llegan cansan nuestros oídos con más y más corrupción mientras la crisis se palpa en el trabajo, en los precios, en el vivir de cada día.
Y en medio de este contexto cargado de lamentos, quejas, gritos de auxilio, de rabia, de impotencia… el otro lado de la vida, lleno de positividad, energía y esperanza, lucha con fuerza por emerger y salir a flote. Eso sí… hace falta alguien que escuche, que preste atención a la Vida que emerge.
Escuchar es mucho más que oír. Implica acoger, acoger las palabras tal y como llegan, con toda su dureza, con todas sus entrañas, con todo el significado que encierran, la experiencia que les ha dado origen… Escuchar es también ir más allá. Ser capaz de reconocer la vida que empuja detrás de cada gemido, y que toca lo más auténtico de la persona, su esencia, el sentido último que moviliza su existencia.

María y José supieron escuchar la voz de Dios, la voz de la Vida que viene para todos, en medio de edictos romanos, persecuciones, matanzas de inocentes… También los pastores, al margen de la sociedad de entonces, supieron acoger la Buena Noticia en medio de su noche. ¿Qué decir de los Reyes, y tanta gente que como ellos hoy, salen de su tierra, de su seguridad, de la comodidad de lo conocido, para ir al encuentro de la Vida, atravesando las dificultades del camino y permaneciendo con esperanza, sin desfallecer, en la búsqueda de Aquel que viene a traer paz a todos los corazones.

Contemplar los personajes del Belén puede ayudarnos a reparar en esas actitudes tan necesarias para prepararnos en este tiempo de Adviento. Que ellos nos ayuden a espabilar el oído y ofrecer a nuestro alrededor consuelo y esperanza, ternura y confianza en la Vida que llega, que ya está llamando a nuestra puerta.