Acogida en casa

Nos alegramos de haber podido comenzar un nuevo proyecto en el que poder acoger en casa a madres con sus hijos en el tiempo de permiso de la cárcel. Que no dejemos de ser pequeños cauces de la misericordia de Dios. Os dejamos con unas palabras que comparten la experiencia. Gracias.

«Porque cada una hemos saboreado la Misericordia que Dios ha tenido con cada una de nosotras mismas, podemos intuir que A. y B. se han podido sentir acogidas, queridas, respetadas y hasta “babeadas” por el cariño que les hemos dado a sus pequeños de 3 meses y año y medio. Vienen de la cárcel tres días, de viernes por la mañana a domingo por la tarde. Aunque están en tercer grado y pueden vivir con sus bebés en una casa bonita para ellos, les cierran la puerta de su apartamento desde fuera a las 21:30h. Y ahí quedan con sus penas y problemas que no son pocos. Salen al patio pero no a la calle, a no ser de permiso como esta vez.

El primer día tenían miedo de salir y perderse. Las acompañamos para que se situaran y encontrasen sus referencias para volver a casa. Después ya investigaron y disfrutaron con las tiendas, el parque y hasta fueron a la peluquería. Les gustó que les dijéramos lo guapas que estaban (la verdad es que lo son).

Tampoco comieron prácticamente al principio, pero poco a poco se les fueron los nervios y al sentirse en casa, hasta se preparaban solas una merienda. Nos entró pena al despedirlas cuando se iban el domingo.

Y entendí a Dios. Eso de que ante la miseria, las pobrezas y el sufrimiento se te conmueven las entrañas. Y es imposible juzgar. Porque el juicio se queda tan superficial… Nosotras se las presentamos al Padre de la Misericordia y de todo Consuelo. Que las cuide, le pedimos.

Solo podemos dar gracias a nuestro Dios por ser y mostrarse como el Misericordioso. Nos queremos apuntar a su Escuela para responder bien a este precioso Proyecto.»