Día de los Ángeles Custodios

130bÁngel de la Guarda, dulce compañía

Hoy celebramos en la Iglesia la fiesta de los ángeles custodios, y a mí personalmente me resuenan dos palabras: gracias y atención.

Gracias a Dios por acompañar, alentar, sostener nuestra vida: es eso lo que hoy celebramos, que Dios opta y apuesta por nuestra vida. Gracias, porque lo hace a través de los acontecimientos cotidianos, de las personas, los detalles…. Hoy doy gracias a Dios por todas las personas que el Señor me ha puesto en la vida, que han sido luz, que me han apoyado, escuchado, cuidado, que me han confrontado, que no han dejado que me perdiera, aquellas que incondicionalmente han estado conmigo… Ellas han sido «ángeles» porque son mediación de Dios en su deseo de cuidar la VIDA. Normalmente es gente sencilla que pasa desapercibida, aquí es donde se hace necesaria la otra palabra:

Atención, porque a veces la vida se nos escapa, y no somos conscientes de lo que vivimos. Yo me siento llamada a vivir más atenta, a agudizar la mirada, descubriendo cómo Dios se está haciendo presente en mi día a día. Experimento desde aquí la necesidad de pararme y hacer silencio, para poder ir desentrañando lo cotidiano y no perderme tanto que se me regala. Voy experimentando que voy siendo capaz de descubrir y agradecer esos “ángeles” de los que antes hablaba, en la medida en me voy haciéndome responsable de mi vida, es decir que voy haciendo saliendo de mí misma, nombrando y optando.

También hoy me hago algunas preguntas: ¿estoy dejando que el señor transforme mi corazón para ser yo mediación suya?, ¿cómo cuidar e impulsar la vida de los que me rodean?, ¿salgo de mí misma para estar cerca de las personas que siento más frágiles, que necesitan de apoyo?, ¿soy agradecida?…