¡Alégrate! El Señor está contigo

mariaHoy dirigimos la mirada hacia ella. Sí, María, la mujer sencilla de Nazaret, que en su humanidad concreta, en su tiempo, en medio de su realidad cotidiana, supo acoger la Palabra, dejando entrar en la historia al Dios de la Vida, capaz de transformar todas las cosas.

María, su persona, su corazón… es para nuestra Congregación, en su escucha de la Palabra, en su dejarse hacer y transformar la vida, en su entrega, en su servicio, en su fidelidad, en su ser comunión, pilar y fuente de la que beber y renovarnos en el Amor del Buen Dios.
Madre y compañera de camino, nos ilumina como primera seguidora, y acompaña nuestras vidas. En realidad, según los textos evangélicos, muy poquito conocemos de esta mujer que posibilitó que nuestra historia quedara ya marcada para siempre por la inmensidad de la bondad de Dios para con nosotros y nuestro mundo, hecha patente en la Encarnación. Y sin embargo, la sentimos Madre, hermana, discípula, amiga siempre fiel.

Hoy junto a toda la Iglesia, celebramos su Sí a Dios, su Sí al Amor encarnado, que mantuvo permaneciendo junto a Jesús, acompañando siempre al Hijo, y acompañándonos aún hoy en nuestras luchas cotidianas. Y la mejor manera de hacerlo es ofreciéndole a Dios, como ella, junto a ella, nuestro propio Sí a la incondicionalidad de su Amor, que quiere habitar también en nuestro barro, en nuestra vida.

Dediquemos hoy un rato de nuestra jornada a estar de manera especial con ella, descansar en ella nuestra mirada, como Dios lo hizo; y ofrecerle nuestro reconocimiento y gratitud por su Sí fiel y constante, frágil y eterno.

Mujer de barro, de carne y hueso,
con una historia concreta,
un pasado entre las manos,
y en el corazón: futuro.
Mujer de barro. Mujer de Dios.

¿desconcertada? ¿insegura?
¿dulce?¿frágil? ¿luchadora?
¿humilde? ¿paciente? ¿fuerte?
Y siempre mujer de barro.
Y siempre mujer de Dios.

No olvidas de que estás hecha
ni te hundes en tu “yo”.
Tampoco olvidas jamás
de quién es tu Corazón.
Mujer de barro. Mujer de Dios.

Quien es la Vida te llama
siempre a una vida mayor
y de tu barro se vale
para encarnar el Amor.
Mujer de barro. Mujer de Dios.