La vida es muy corta

Vivíamos felizmente despreocupados, con una sensación de tiempo eterno y juventud permanente. Abundaban los planes de futuro, los viajes, los proyectos, la ilusión de lo que podré llegar a ser cuando el éxito y la felicidad llamen a mi puerta. El hoy valía el oro del instante, y el mañana sabía a plenitud.

Vivíamos tristemente enredados, con tiempo perdido en discusiones, celos y anhelos. Devorábamos series y nuestra mirada se perdía entre publicaciones y vídeos enlazados sin parar. La soledad ahogaba, el físico presionaba, la medicación abundaba.

Y algo descolocó nuestras vidas haciéndonos volver al hoy, gritándolo a través de todos aquellos que se quedaban sin mañana. La vida podía acabarse, la vida es muy corta. Es corta para proyectarse eternamente en el futuro sin vivir un hoy feliz, sencillo. Es corta para llenarla de experiencias extraordinarias descuidando lo ordinario. Es corta para mirar continuamente a la pantalla y perder los verdaderos ojos. Es corta para dejarse ganar la batalla por la tristeza. Es corta, sí, más de lo que ahora mismo nos gustaría… Vívela, aprovéchala.