Rezamos con una adaptación de la carta de San Pablo a los Corintios:
El amor…
comprende al otro más allá de las propias miopías,
sirve a todos, especialmente a los más necesitados,
no presume porque todo lo que tiene y es, lo ha recibido gratis;
ni se engríe porque reconoce que todavía tiene mucho que mejorar;
no es maleducado porque respeta profundamente a cada persona,
ni egoísta porque todo es de todos;
no se irrita con nadie ni por nada porque Dios es su paz,
no lleva cuentas del mal como si él fuese el juez de todos,
no se alegra de la injusticia porque alguna persona está padeciéndola,
sino que goza con la verdad porque nos quita las “caretas” que nos ponemos.
El amor…
disculpa sin límites, es bendición porque nos protege de toda amenaza;
cree sin límites, porque confía y ve lo bueno que hay en Dios, en todo y en todos;
espera sin límites, porque puede ver más allá de la decepcionante apariencia;
aguanta sin límites, apoya y sostiene siempre porque cree en la victoria de la vida.
El amor no pasa nunca, porque es DIOS.