¿Aún no tenéis fe? (20-jun)

Al escuchar hoy el Evangelio, tengo de fondo mi reciente encuentro con unas personas en un lugar especial junto a unas vías de un singular ferrocarril. Al hilo de la escena, emergen los rostros y las voces de los migrantes que lo arriesgan todo para subir al tren “La Bestia” a lo largo de México para llegar a la frontera del “sueño americano”. Siento que Jesús les anima: “Vámonos a otro país”. O lo que es lo mismo, no os quedéis parados ante una vida sin posibilidades, cargada de parálisis y horizontes recortados.

Ellos, sin miedo, pasan días caminando, sin temer serpientes ni alacranes. Luego se la juegan al subir al tren en marcha. Desafían huracanes y olas que parecen engullir sus expectativas. Son olas de tráfico de órganos, narcotraficantes, trata. Un joven hondureño me cuenta quién es su motor: “Sin mi fe en Dios esto sería imposible”. Están dispuestos a todo, a pesar de los temporales adversos.

María Luisa, religiosa de los Sagrados Corazones, les ofrece casa para descansar, reposar, alimentarse, reparar los pies y recibir un poco de afecto. Ella, junto con otras cuatro religiosas, se desviven en Bojay por los 3000 jóvenes que cada mes pasan por este lugar de buenos samaritanos. La fe las mueve. Si no, sería imposible poder afrontar las amenazas de muerte, simplemente por hacer el bien. Así actúan las mafias, que ven peligrar 500 euros por cada joven que pueden secuestrar para sus fines nada nobles.

Quizá Jesús nos siga preguntando a nosotros por nuestras opciones, nuestras expectativas, aquellos cruceros en barca a los que Él nos invita. ¿Resuenan en nosotros sus interpelaciones? Recordémoslas: “¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?”.

 

Fernando Cordero ss.cc.