Semana 4 – 8 de octubre

Lunes 4 de octubre

Hoy celebramos el día de San Francisco de Asís, que es el fundador de la orden de los franciscanos, una congregación que promueve la pobreza y la sencillez. Empezamos nuestra oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Francisco ha quedado como aquel que, por su espíritu de pobreza y desprendimiento, probablemente más se pareció a Jesús en la historia de la cristiandad.

Por su devoción a los animales como criaturas de Dios, es el patrono de los veterinarios y de los movimientos ecologistas que empeñan sus esfuerzos en el cuidado de la naturaleza y del ambiente. Popularizó los belenes o nacimientos, escenas del nacimiento de Jesús.

El papa Francisco eligió este nombre en honor a San Francisco de Asís. La segunda encíclica de su pontificado, Laudato si’ (en español, Alabado seas) tiene por tema central la conservación del medio ambiente. En su título tiene las primeras palabras del Cántico de las criaturas de san Francisco de Asís. Escuchamos ese cántico:

Padrenuestro

Martes 5 de octubre

Buenos días, nos ponemos en presencia de Jesús… En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

ESCUCHAMOS EL EVANGELIO DE MATEO

«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!».

Palabra del Señor

Ahora os invitamos a reflexionar un poco sobre vuestra vida. Podemos compartir nuestros pensamientos o guardarlos en nuestro corazón.

¿Realmente pensamos que Dios es el responsable de todo lo bueno, o creemos que todo se debe a nuestro esfuerzo?
¿Es nuestra oración humilde o exigimos recompensas por haber actuado bien?

Pensamos sobre esto durante un momento.

Terminamos rezando un Padre Nuestro, pidiéndole a Jesús que nos ayude a tenerle presente en nuestras victorias y nuestros fracasos, en los días buenos y en los no tan buenos.

Miércoles 6 de octubre

Buenos días a todos. Nos ponemos en presencia del Señor… En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Hoy os invitamos a ver con atención el siguiente corto, titulado “Historia de un señor indiferente”

REFLEXIONA

Después de verlo, reflexiona con sinceridad… ¿Vas por la vida sin importarte lo que pasa a tu alrededor, lo que les pasa a los demás? ¿O por el contrario eres una persona que se preocupa por lo que sienten los demás?

Hoy os invito a atreveros a dejar esa indiferencia a un lado… La vida es mucho más feliz así… ¡ya lo veréis!

Terminamos recordando la siguiente frase de la Madre Teresa de Calcuta:
“A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota”.

Jueves 7 de octubre

Buenos días. Comenzamos poniéndonos en presencia del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. Amén. Escuchamos atentos qué se celebra hoy.

Hoy 7 de octubre se celebra la Virgen del Rosario, advocación que hace referencia al rezo del Santo Rosario. ¿Qué es el Rosario? Es una oración centrada en Jesús, que ayuda a comprender mejor los momentos centrales de su vida. En definitiva, a través de este rezo conocemos mejor a Jesús.

El Papa Francisco nos dice: “Sería hermoso si se recitara el santo Rosario juntos en familia, con los amigos, en la parroquia. Aprendamos a rezar más en familia y como familia. Rezando el Avemaría, se nos conduce a contemplar los misterios de Jesús, a reflexionar sobre los momentos centrales de su vida, para que, como para María y san José, Él sea el centro de nuestras atenciones y acciones”.

Rezamos todos juntos un Ave María.

Viernes 8 de octubre

¡Hola a todos! Comenzamos el día rezando juntos y reflexionando sobre nuestro niño interior. En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. Amén. 

ESCUCHAMOS ATENTAMENTE

Porque de los que son como niños es el Reino de Dios” (Mc 10,14)

¿Abrazas al niño que llevas dentro?

En cada persona vive escondido un niño. Detrás de su apariencia, detrás de sus responsabilidades, detrás de las prisas o del espejo, detrás de la tristeza o de la sonrisa entre irónica y escéptica… permanece un niño que siempre está ahí, que desea brillar con nueva luz.

Un niño que querría estar entre sus padres, que disfruta con la nieve, que lucha contra las olas del mar, que sueña con balones de fútbol y con galletas de chocolate. Un niño que ayuda a una anciana a cruzar la calle, que deja a un pobre el dinero que tenía ahorrado para ir al cine, que dice a mamá que sí cuando le pide que vaya a lavar los platos, que tiene los juguetes fuera de sitio pero que promete que mañana su cuarto estará “perfecto”.

Un niño que piensa que los grandes son buenos, que los amigos merecen lo mejor a la hora del trabajo y del juego, que los profesores enseñan cosas importantes para la vida.

Un niño que llora cuando ve a otros niños sufrir por culpa del hambre o de la guerra. Un niño que desea la llegada de un mundo nuevo. Sin armas ni violencia, sin odios ni racismos, sin rencores que corroen el alma y matan de amargura, sin pobreza que deja a tantos niños y a tantos padres y madres sin el pan de cada día…

Un niño que también pide perdón, porque tiene sus rabietas, porque piensa mucho en sus cosas, porque ha dado más de un disgusto a papá y a mamá, porque ha pegado a su hermano más pequeño, porque no quiso comer la comida preparada con tanto cariño.

Un niño que está allí, dentro, deseo de vivir y de amar, soñador de esperanzas y de cielos, de cariño para dar y recibir. Un niño que tiene todo el Amor del Padre, que ha sido salvado por el Hijo, que goza de la compañía del Espíritu Santo. Un niño que hoy, quizá, rompa perezas y aparezca, con una sonrisa limpia y un amor más fresco”.

ORACIÓN

Señor, protege nuestros sueños, porque el sueño es una forma de rezar. Haz que, independientemente de nuestra edad o nuestras circunstancias, seamos capaces de mantener encendida en el corazón la llama de la esperanza y del amor. Amén.