ESCUCHAMOS EL EVANGELIO DE MARCOS
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: “Si quieres, puedes limpiarme”. Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó diciendo: “Quiero: queda limpio”. La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio. El lo despidió, diciéndole: No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés. Pero cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes alabanzas, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.
Palabra del Señor
REFLEXIONA
Señor, quiero tener la fe de este leproso. Me gustaría ser capaz de reconocer que puedes hacer mi vida diferente. Que puedes llenar de luz y de vida las partes de mi en las que ahora sólo hay oscuridad y muerte.
Señor, quiero ser también como Tú. Capaz de sentir lástima ante las realidades dolorosas que veo a mi alrededor. A veces mi corazón está como anestesiado y no importa ver que cerca de mi hay gente que sufre soledad, pobreza, rechazo… Y no hago nada por cambiarlo.
Señor, déjame decirte yo también: “Si quieres, puedes limpiarme”. Si quieres, puedes darme un corazón limpio, sin maldad, que sienta el dolor de los demás y que se conmueva con las penas de otros. Un corazón que me lleve a actuar para ayudarles y me llene la boca de alabanzas hacia TI.