Semana 18 – 22 de abril

Martes 19 de abril

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Jesús ha Resucitado!, no se ha ido de este mundo, sigue presente entre nosotros por medio de su Espíritu.

Es importante que aprendamos a reconocerle cuando nos sale al encuentro:

  • Cuando nos dirige su Palabra en la Eucaristía.
  • Cuando nos llama en la ayuda a los demás.
  • En la compañía del que nos necesita.
  • En las buenas noticias y en las malas.

 

Él está aquí déjate llamar y búscalo.
… cada uno de nosotros, mientras vemos este video, pensamos ¿extendemos la mano a Jesús y a los demás? ¿Jesús nos ha llamado y hemos salido a su encuentro?

Rezamos un Padre Nuestro.

Miércoles 20 de abril

Buenos días, empezamos la oración en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo…

ESCUCHAMOS EL EVANGELIO DE LUCAS:

Dos de los discípulos de Jesús iban caminando hacia una aldea mientras conversaban sobre lo que había sucedido. Jesús se acercó y empezó a caminar con ellos. Él les dijo: “¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?” Uno de ellos le respondió: “¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabe lo que ha pasado allí estos días?” Él les dijo: “¿Qué?” Ellos le contestaron: “Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenarán a muerte, y lo crucificaron. Algunas mujeres de nuestro grupo vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo”. Ellos le dijeron a Jesús: “Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída”. Jesús se sentó con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista. Y se dijeron el uno a otro: “No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?” Los dos discípulos de Jesús se volvieron a Jerusalén para contarles a los Once lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

REFLEXIONA

Podemos observar como estos dos seguidores de Jesús han perdido el rumbo en su vida pues ya no tienen ilusión al ver a Jesús crucificado. Todas sus esperanzas se habían esfumado. En este sentido, todos pasamos por momentos en los que no vemos con claridad lo que nos pasa. A menudo, en situaciones que nos depara la vida nos encontramos vacíos, con desánimo o incluso insatisfechos. Pero siempre tenemos a esa persona cerca de nosotros, ya sea un amigo, profesor, familiar… que nos habla, nos anima, nos escucha y nos ama como Jesús lo ha hecho con sus discípulos, acompañándolos y escuchándolos en el camino. Así actúa Jesús: sabe que lo necesitamos, qué es la luz para nuestra oscuridad, alegría para nuestro desánimo.

Terminamos rezando juntos el PADRE NUESTRO.

Jueves 21 de abril

Buenos días, como cada día, nos ponemos en presencia del Señor haciendo la señal de la cruz: “en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo”. En la lectura de hoy veremos cómo se apareció Jesús resucitado ante sus discípulos.

En esta lectura Jesús muestra a sus discípulos que es de carne y hueso, no es un fantasma, ha vivido como vivimos nosotros, sintiendo y experimentando nuestras sensaciones. Con su resurrección podemos ver cómo desaparecen las cosas imposibles. Si Jesús resucitó, todo es posible, tratemos de sacar siempre lo mejor de nosotros, para conseguir mejorar el mundo que nos rodea. 

 

Rezamos juntos el PADRENUESTRO.

REZAMOS CON EL EVANGELIO DE LUCAS:

En aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice: «Paz a vosotros». Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Y él les dijo: «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo». Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: «¿Tenéis ahí algo de comer?». Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: «Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí». Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y les dijo: «Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto».

Viernes 22 de abril

Buenos días. Comenzamos este viernes poniéndonos en presencia del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. Amén.

Nuestros abuelos y nuestras abuelas forman una parte vital de nuestras vidas. Son personas compuestas de amor incondicional, sabiduría, cariño y apoyo. Sin embargo, no siempre les prestamos la atención que se merecen y precisamente.

Una vez, una joven descubrió una carta de su abuelo en la que decía lo que a él le hacía feliz. Este abuelo, entre otras cosas, decía que es feliz con las siguientes cosas:

-Cuando va a Huelva para ver a sus hijos y sus nietos
-Cuando se despierta por las mañanas al lado de su mujer.
-Cuando toca la guitarra y canta por las tardes.
-Cuando conduce su coche y viaja a distintos lugares.
-Cuando sus hijos le llamen por teléfono.
-Cuando se junta con su familia para comer en un bar.

Al leer esa carta, esta joven descubrió el significado de amar incondicionalmente. Aprovechemos cada segundo y cada minuto que tengamos con nuestros seres más queridos y sobre todo, con nuestros mayores.

Terminemos esta oración rezando el Padrenuestro.