¿Me quieres? (1-may)

En el evangelio de este domingo se nos narra el pasaje de la pesca milagrosa y un nuevo encuentro entre los discípulos y Jesús Resucitado. Hay dos cosas que puede decirnos hoy el texto a nosotros.

La primera está en relación con la actitud de los discípulos. Es curioso. Parece que se han olvidado de todo lo que ha pasado, de la cruz y la muerte de su amigo y maestro, del anuncio de las mujeres que volvían del sepulcro, incluso del día en que Jesús se hizo presente en medio de ellos trayendo paz y aliento.  

Nos puede pasar también a nosotros que, después de haber vivido experiencias de encuentro que nos cambian, que transforman nuestra vida y donde sentimos que algo nuevo comienza a nacer, corremos el riego de volver a lo cotidiano, que tan necesario es siempre en la vida, pero que gana en hondura y verdad cuando vivimos esa cotidianidad cayendo en la cuenta de la presencia real de Jesús y de las llamadas que nos hace. Estando donde siempre, en lo de siempre, Jesús nos sorprende y se hace presente. Los discípulos hasta ahora han necesitado hasta tres veces para recordar y estar seguros de que Jesús les envía. ¿Cuántas veces necesitamos que el Señor se haga presente en nuestra vida para que aliente nuestra misión en lo cotidiano? ¿A qué nos envía?

Lo segundo que puede decirnos hoy el evangelio está en relación con la actitud que espera de nosotros Jesús a la hora de responder a su llamada. Jesús le pregunta a su amigo «Pedro, ¿me quieres?». Curiosamente Pedro necesitó que le preguntara tres veces para responder y para dar una respuesta desde el corazón y su historia; «Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero». Jesús quiere que respondamos a la llamada con toda nuestra vida, con sus luces y sus sombras, conscientes de nuestras fragilidades y fallos. Porque aceptar y acoger así la misión que nos da es aceptarla poniendo la confianza, sobre todo, no en nosotros mismos, sino en Aquel que nos llama. ¿Desde dónde respondo a las llamadas que Dios me hace? ¿Lo hago desde el corazón, acogiendo mi historia y fragilidad? ¿Lo hago poniendo la confianza en el Señor?

Alberto Gaitán ss.cc.