Semana 2 – 6 de mayo

Lunes 2 de mayo

Buenos días, iniciamos esta semana poniéndonos en la presencia del Señor, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

ESCUCHAMOS EL EVANGELIO DE JUAN

Jesús habló con los fariseos y les dijo: “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. Los fariseos no le creían: “solo das testimonio de ti mismo”, le decían. Jesús les contestó: “Yo doy testimonio de mí mismo, pero mi testimonio es verdadero, porque sé dónde vengo y adónde voy, vosotros, en cambio, no. Vosotros juzgáis según la carne, yo no juzgo.” Además, Jesús siguió: “Mi juicio es legítimo, porque no estoy yo solo, sino yo y el que me ha enviado, el Padre”. Los fariseos le respondieron: “¿y dónde está tu Padre?” A lo que Jesús contestó: “Ni me conocéis a mí, ni a mi Padre, si me conocierais a mí también conoceréis a mi Padre”.  

REFLEXIONA

Muchas veces, en las redes sociales, en los informativos… escuchamos o leemos malas noticias, parece que el mundo está inmerso en la oscuridad y eso nos provoca sentimientos como la tristeza y el desconsuelo, pero en ese preciso instante aparece LA LUZ, la luz que nos llena, nos hace sentirnos VIVOS, hace que sintamos esperanza y amor… y esa Luz es Jesús. Él nos hace brillar, porque nos ilumina, nos da esperanza y nos enseña que, para brillar nosotros tenemos que ayudar a que brillen los demás, sin prejuicios, desde el amor y desde la individualidad como personas, pero también desde la unión, desde la Iglesia. Gracias Dios por ser LUZ en nuestras vidas.

PADRENUESTRO

Martes 3 de mayo

Buenos días. Comenzamos la jornada poniéndonos en presencia del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. Amen. Escuchamos lo que esta mañana nos dice Jesús a cada uno de nosotros por medio de esta canción.

¿Por qué tengo miedo de mí mismo?
¿Por qué no disfruto hoy de cada minuto?
¿Por qué querría ser de un modo distinto?
¿Por qué vivo siempre en lo que haré?
Tanta cosa para motivarme
Basta ya de maltratarme
¿Dime, Padre, por qué no me quiero?
Solo tu aprecio mata mi desprecio
Hazme oír lo que te gusto
Que vea que me miras con pasión
Que a nadie quieres tanto como a mí
¡Soy pasión de Dios!
Me dicen que huya de mi debilidad
Tú me dices que permanezca en ella
Me valoran por éxitos y perfección
Tú disfrutas conmigo tal y como soy
Débil, enfermo y en pecado
Impuro, impotente y quebradizo
Solo así descubro como me amas
Solo así descubro como me quieres
Hazme oír lo que te gusto
Que vea que me miras con pasión
Que te recreas en mi belleza
Que soy la niña de tus ojos
Que a nadie quieres tanto como a mí
Eres mi padre y enloqueces
Que a nadie quieres tanto como a mí
¡Soy pasión de Dios!
Con la furia del mar
Y la solidez de la roca
Con el ímpetu de la tormenta
La fuerza del vendaval
Con esa misma contundencia tú me dices
«Tú eres mío, tú eres mío»

Miércoles 4 de mayo

Buenos días, empezamos la oración en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo… Hoy proponemos una breve reflexión acerca del siguiente fragmento del Evangelio de Juan

“… Jesús, alzando la vista, dijo: Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Ya sabía yo que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú me enviaste.” (Juan 11:41-42)

En ocasiones pudiera parecer que nos incomoda mostrar en público ciertas actitudes como el agradecimiento, la caridad, la compasión…y, sin embargo, no tenemos reparo a la hora de mostrar actitudes violentas, insolidarias o egoístas. Se sabe que pocas cosas hay más contagiosas que el ejemplo. Por eso proponemos mostrar actitudes más acordes con los valores del Evangelio que hemos elegido para regir nuestras vidas, para, de esta forma, dar testimonio. Convencidos de que, de este modo, estaremos contribuyendo a construir un mundo mejor para todos. Para empezar, y teniendo en cuenta nuestro lema para este curso, podríamos empezar por mostrarnos agradecidos más a menudo. 

Pidámoslo, rezando juntos el padrenuestro.

Jueves 5 de mayo

Buenos días. Comenzamos este día poniéndonos en presencia del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. Amén.

ESCUCHAMOS EL EVANGELIO

Jesús les dijo a sus discípulos: «Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre». Juan 6, 44,51.

Rezamos juntos esta oración:

Oh Padre de bondad:
Tú atraes hacia ti a todos los hombres
que creen en tu Hijo Jesús.
Danos Fe, Señor,
es lo que necesitamos
para que podamos encontrarte hoy
en tu Palabra, en la Eucaristía,
y en las personas que encontramos cada día.

Danos Vida, Señor,
Queremos vivir,
una vida plena y auténtica
para ponernos al servicio de los que menos tienen,
para darnos a los que nos necesitan,
como Jesús, que se dio a sí mismo.

Oh Dios de todos.
Tú nos has dado el pan de vida
en la Eucaristía
para que, comiéndolo, tengamos vida.
Te damos gracias por ello, Padre,
pero fortalece y haz más profunda nuestra fe,
para que logremos vivir
una vida digna de vivirse,
una vida de esperanza y de justicia,
de servicio y de amor.
Amén.

Viernes 6 de mayo

Buenos días, como cada día, nos ponemos en presencia del Señor haciendo la señal de la cruz: “en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo”. 

Ahora que estamos cerca del fin de semana, momento en el que disponemos de mucho tiempo libre y también de la oportunidad de afrontar un nuevo comienzo al encarar pronto una nueva semana, dedicaremos este espacio a reflexionar acerca de algo que nos afecta a todos. 

Según un informe realizado por la compañía telefónica NOKIA, pasamos una media de 18 horas y 12 minutos a la semana mirando el móvil. Es más, al día miramos el móvil una media de 142 veces.  ¿Qué cosas podríamos hacer en todo ese tiempo?

-Leer dos novelas
-Tejer tres jerseys
-Correr cuatro maratones
-Hacer nueve tartas de chocolate
-Ver diez películas

¿Alguna vez has pensado en todas las cosas que podrías encontrar si utilizaras tu tiempo de otra manera? Sí, “encontrar”. Porque si caminamos atentos por la vida, percibimos cosas que de otro modo nos pasarían desapercibidas. 

Probemos un ejercicio, es sencillo y notaréis una diferencia. Cada vez que sintáis el deseo de mirar el teléfono móvil tratar de sustituir ese pensamiento por uno acerca de lo que estéis haciendo en ese momento. Por ejemplo: “no voy a mirar el móvil, estoy caminando”, “no voy a mirar el móvil, estoy comiendo con mis padres”. Una vez pronunciemos esa frase, debemos devolver nuestra atención a lo que estamos haciendo y…¡vivir la vida! Así de sencillo. ¡Con los ojos abiertos y curiosos! ¡Despegados de la pantalla! ¡Consumiendo realidad! Así de sencillo. 

Seguro que has escuchado la expresión de: “el tiempo es oro”. ¡Es el momento de reflexionar acerca de su verdadero significado!

Terminamos la oración pidiendo a Dios que usemos bien el tiempo que cada día nos regala. Para ello, recemos juntos el Padrenuestro.