María, ¿nueva Eva?

Celebramos hoy el día de la Inmaculada, una festividad que pone en el centro la figura de María, recordándonos entre otras cosas que estamos llamados a vaciarnos de nosotros mismos para ser totalmente de Dios, y así dar la máxima cantidad de vida que Dios puede fecundar en nosotros.

virgen-mariaUna vez más nos encontramos con el personaje de Eva en la lectura del Génesis que se propone en la liturgia. Es clásica la caracterización de María como la nueva Eva, tiene algunas referencias bíblicas y coloca a María como aquella con la que empieza una nueva humanidad. Sin menospreciar esto, me pregunto si como cristianos seremos capaces de abrir nuestra mirada, nuestros conocimientos y nuestro juicio para contemplar cómo la figura de María recoge las historias de tantas mujeres del Antiguo Testamento: historias de esterilidad que da a luz, de debilidad que se vuelve fuerza, de segundo plano que acaba siendo liderazgo… pero tristemente reducimos a María a la nueva Eva. Inevitablemente el pasaje escogido del Génesis donde Eva aparece como pecadora y todos intentan cargar a otros con la responsabilidad de lo hecho, nos hace entender a María como la que arregla lo que Eva “estropeó”, cuando es mucho más que ese contraste, y volvemos a interpretar el relato de Adán y Eva como descripción de un pecado de origen de los tiempos, en vez de paradigma de lo que vive todo hombre y mujer alejado de Dios.

Todos tenemos un poco de María y un poco de Eva, de deseo grande de que Dios sea lo más importante de nuestra vida y de buscarnos a nosotros mismos quitándole del centro de nuestros intereses. Dios lo sabe, nos acoge con todo lo que somos y sigue esperando de nosotros lo mejor. Hoy es una fiesta para darle gracias por cómo entró en la vida de María y la llenó por completo… ojalá nuestro corazón se vacíe cada vez más de nosotros mismos y Él nos convierta también a nosotros en “llenos de gracia”.