Cuando el futuro Elton John se acercó por primera vez a su piano, seguro que no pudo ni tan siquiera imaginar las melodías que le iban a acompañar durante largos años, las oportunidades, los viajes, los intercambios, las personas que le amarían y a las que estaba destinado a amar. Aquel regalo supuso el regalo de una vida plena, colmada de bienes, llena de aventuras inesperadas, de caídas, frustraciones, éxitos… Una VIDA en mayúsculas escogida y acogida en una mañana de Navidad.
De la misma manera, nuestro Padre bueno nos regala en lo cotidiano su atención, su ternura, su aliento, su palabra, de mil formas diferentes, y con cada una de ellas nos ofrece la oportunidad de vivir entregados incondicionalmente. Un padre tan bueno y amoroso que quiso vivir con nosotros la experiencia humana, y nos regaló a cada uno el mejor de los regalos de la Historia: la cercanía de su Hijo, Jesús.
Déjate sorprender por este Dios proteico que nos ama sin límites. Estate atento a la realidad, a sus detalles o a sus grandes gestos, y acógelos agradecido porque – ¿quién sabe? – quizá el próximo segundo sea el primero del resto de tu vida.