Semana 30 mayo – 3 de junio

Lunes 30 de mayo

Oración preparada por: David

Comenzamos, como todos los días, poniéndonos en presencia del Señor: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

ORACIÓN A LA VIRGEN DE LOS MILAGROS

(Venerada en Palos de la Frontera)

Virgen de los Milagros, oh, Señora llena de gracia, dulcísima Madre de piedad y clemencia, universal auxilio de todos los que con devoción te llamamos y estamos necesitados de consuelo y protección, quiero sentir tu amor, tu calor, tu dulce amparo, por favor dígnate tenderme tus benditas manos milagrosas, dame fortaleza de ánimo, dame esperanza y líbrame de todo lo que me entristece.

Gracias Señora por todo lo que haces por nosotros, por los favores que por Ti hemos obtenido de Dios, por lo que nos has ayudado cuando te lo hemos pedido, por los dones venideros que nos conseguirás y por los milagros que esperamos recibir a través de Ti.

REFLEXIONA

Todos acabamos topándonos con dificultades en algún momento. En el caso de los habitantes de Palos de la Frontera, como en otros muchos lugares, una forma de lidiar con estas dificultades es mediante la oración a su patrona, la Virgen de los Milagros.

¿Alguna vez te has sentido necesitado de ayuda? ¿Tienes alguna figura a la que recurras en tus malos momentos?

A los Sagrados Corazones de Jesús y de María, honor y gloria.

Martes 31 de mayo

Oración preparada por: Nerea

Nos ponemos en presencia del señor en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Hoy día 31 de mayo recordamos la Visitación, en el que la Virgen María, después de la encarnación del Verbo en su seno visita a su prima Isabel, que esperaba un niño.

Del Evangelio de Lucas:

Por aquellos días, María se dirigió de prisa a un pueblo de la región montañosa de Judea, y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura se movió en su vientre, y ella quedó llena del Espíritu Santo. Entonces, con voz muy fuerte, dijo Isabel:

–¡Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y ha bendecido a tu hijo! ¿Quién soy yo para que venga a visitarme la madre de mi Señor? Tan pronto como he oído tu saludo, mi hijo se ha movido de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú por haber creído que han de cumplirse las cosas que el Señor te ha dicho!

María dijo:

“Mi alma alaba la grandeza del Señor.

Mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador,

porque Dios ha puesto sus ojos en mí, su humilde esclava,y desde ahora me llamarán dichosa; porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas.

¡Santo es su nombre!

Dios tiene siempre misericordia de quienes le honran. Actuó con todo su poder: deshizo los planes de los orgullosos, derribó a los reyes de sus tronos y puso en alto a los humildes.

Llenó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Ayudó al pueblo de Israel, su siervo, y no se olvidó de tratarlo con misericordia. Así lo había prometido a nuestros antepasados, a Abraham y a sus futuros descendientes.”

María se quedó con Isabel unos tres meses, y después regresó a su casa. Lc. 1, 39-56.

REFLEXIONA

Al igual que en el fragmento que acabamos de leer, Dios es capaz de hacer milagros aunque las circunstancias no acompañen al hecho. María confío fielmente en la palabra de Dios siendo ejemplo para toda la comunidad cristiana.

Para terminar esta oración rezamos un Ave María, para que siempre nos acompañe en todos los momentos de nuestra vida.

A los Sagrados Corazones de Jesús y de María, honor y gloria.

Miércoles 1 de junio

Comenzamos nuestra oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

El tiempo Pascual son días especiales para celebrar la Vida, y, por tanto, somos llamados a mostrar a otros que en la realidad la vida es más fuerte que la muerte, que la esperanza abre más horizontes que el miedo, que el sufrimiento no tiene la última palabra, sino la sanación. Que sea tiempo de testimoniar, especialmente hacia aquellos a los que les es más difícil reconocer la Vida que se abre paso.
Nos ponemos ante el Señor con nuestra realidad en las manos, para ofrecérsela. Le pedimos que cada rincón de nuestro corazón, especialmente aquello que necesita más luz, sea resucitado por Él. Que Él nos enseñe a buscarle, nos guíe para encontrarle, nos sostenga para seguirle. Rezamos con esta canción, que nos ayuda a poner palabra a lo que sentimos. ¿Qué necesito que Dios sane en mi?

Sabiéndonos sanados y salvados por Dios, terminamos dejando que resuene en nosotros la consecuencia de la resurrección: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.» Mt 28 Que el Señor nos ayude a que así sea.

Para finalizar esta oración rezamos un Ave María.

Jueves 2 de junio

Hoy vamos a rezar con un fragmento del famoso cuento de “El Principito”. Es una escena muy conocida, donde el principito y el zorro se conocen y se hacen amigos. Presta especial atención a qué dicen sobre la importancia de ser amigos (“domesticarse”). El amor, la amistad, es lo que hace que los días sean distintos unos a otros, lo que hace que la vida merezca la pena. Necesitamos amor, y necesitamos momentos (ritos) que nos recuerden que somos amados. Contemplemos esta historia:

Entonces apareció el zorro:
—¡Buenos días! —dijo el zorro.
—¡Buenos días! —respondió cortésmente el principito que se volvió pero no vio nada.
—Estoy aquí, bajo el manzano —dijo la voz.
—¿Quién eres tú? —preguntó el principito—. ¡Qué bonito eres!
—Soy un zorro —dijo el zorro.
—Ven a jugar conmigo —le propuso el principito—, ¡estoy tan triste!
—No puedo jugar contigo —dijo el zorro—, no estoy domesticado.
—¡Ah, perdón! —dijo el principito.
Pero después de una breve reflexión, añadió:
—¿Qué significa «domesticar»?
——Es una cosa ya olvidada —dijo el zorro—, significa «crear vínculos… «
—¿Crear vínculos?
—Efectivamente, verás —dijo el zorro—. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos y no te necesito para nada. Tampoco tú tienes necesidad de mí y no soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si tú me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo…
—Comienzo a comprender —dijo el principito—. Hay una flor… creo que ella me ha domesticado…
—Es posible —concedió el zorro—, en la Tierra se ven todo tipo de cosas.
Y después volviendo a su idea:
—Mi vida es muy monótona. Cazo gallinas y los hombres me cazan a mí. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres son iguales; por consiguiente me aburro un poco. Si tú me domesticas, mi vida estará llena de sol. Conoceré el rumor de unos pasos diferentes a todos los demás. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra; los tuyos me llamarán fuera de la madriguera como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves allá abajo los campos de trigo? Yo no como pan y por lo tanto el trigo es para mí algo inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada y eso me pone triste. ¡Pero tú tienes los cabellos dorados y será algo maravilloso cuando me domestiques! El trigo, que es dorado también, será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo.
El zorro se calló y miró un buen rato al principito: —Por favor… domestícame —le dijo.
—Bien quisiera —le respondió el principito— pero no tengo mucho tiempo. He de buscar amigos y conocer muchas cosas.
—Sólo se conocen bien las cosas que se domestican —dijo el zorro—. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame!
—¿Qué debo hacer? —preguntó el principito.
—Debes tener mucha paciencia —respondió el zorro—. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en el suelo; yo te miraré con el rabillo del ojo y tú no me dirás nada. El lenguaje es fuente de malos entendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca…
El principito volvió al día siguiente.
—Hubiera sido mejor —dijo el zorro— que vinieras a la misma hora. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la felicidad. Pero si tú vienes a cualquier hora, nunca sabré cuándo preparar mi corazón… Los ritos son necesarios.
—¿Qué es un rito? —inquirió el principito.
—Es también algo demasiado olvidado —dijo el zorro—. Es lo que hace que un día no se parezca a otro día y que una hora sea diferente a otra.
De esta manera el principito domesticó al zorro. Y cuando se fue acercando el día de la partida: —¡Ah! —dijo el zorro—, lloraré.
—Tuya es la culpa —le dijo el principito—, yo no quería hacerte daño, pero tú has querido que te domestique…
—Ciertamente —dijo el zorro.
—¡Y vas a llorar! —dijo el principito.
—¡Seguro!
—No ganas nada.
—Gano —dijo el zorro—. He ganado a causa del color del trigo.

—Adiós —le dijo.
—Adiós —dijo el zorro—. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.
—Lo esencial es invisible para los ojos —repitió el principito para acordarse.

¿A qué te sientes invitado después de leer esta historia de un encuentro auténtico? ¿Cómo te mueves tú por la vida? ¿A qué sientes que te invita Dios al leer esta historia esta mañana?

Viernes 3 de junio

Buenos días, seguimos en Pascua, pidiendo Luz, Esperanza, Paz… comenzamos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo…

Hoy la Palabra de Dios nos recuerda nuestra tarea del perdón y el amor.

Hoy se encuentran Pedro y Jesús después de que Pedro le negara tres veces antes de morir. Y Jesús le pregunta tres veces si le quiere… y así, se reconcilia con Pedro. De nuevo hermanos y sobre todo, amigos…

¿Casualidad? O Dios que cuida detrás los encuentros, las heridas, las preguntas…

Escuchamos esta canción pensando en cuáles son las casualidades que Dios cuida en nuestra vida, convirtiéndolos en encuentros de luz.

Quédate con una frase de la canción que te acompañe para el día de hoy. Al terminar de escucharla podemos decir en alto espontáneamente con qué frase nos quedamos cada uno.

Terminamos pidiendo cuidar esas casualidades que hoy se nos presenten, rezando juntos un Padrenuestro