“es verano ¿qué planes tienes” (18 – jun)

San Mateo (9,36–10,8):

Ya es verano. Mientras acaban los últimos exámenes y recibimos las últimas notas, el ritmo entre acelerado y estresante del curso parece dar paso a un tiempo nuevo.
Por un instante sentimos que hay otras formas de caminar, escuchar, trabajar, divertirse, descansar, incluso otras formas de vivir. Sin embargo, con frecuencia esto nos asusta y entonces buscamos inmediatamente la manera de hacer que el verano se parezca al invierno, y no dejamos ni un solo día estival sin planificar.

“¿Qué planes tienes para el verano” Nos lo preguntamos mutuamente una y otra vez, como obligándonos a planificarlo todo, a superponer los planes veraniegos, diciéndonos a. nosotros mismos que “es la forma de aprovechar”. Nos decimos que es la manera de disfrutar del descanso, que necesitamos “desconectar”, que así nos llenamos de no sé qué energía para el futuro; y hacemos planes hasta que el verano resulte también estresante. 

Es posible que en el trasfondo de necesidad de hacer planes subsista un miedo, el miedo a descubrir que no lo controlamos todo, que no podemos planificarlo ni preverlo todo, que con frecuencia la vida nos descoloca, nos desconcierta. Por otro lado, preferimos hacer nuestros propios planes antes de que otros se inmiscuyan, seduciéndonos con sus propios planes o queriendo decir una palabra sobre nuestro tiempo y nuestra vida.

Pero el verano puede ser también tiempo para la escucha… Y no cualquier escucha, sino la que brota de una convicción: Dios también tiene planes, Dios tiene planes para nosotros, tiene una palabra sobre nuestras vidas; por eso DIOS TE LLAMA. Te llama por tu nombre, porque te conoce y SABE lo que necesitas, lo que vales, lo que puedes, lo que puede hacerte verdaderamente feliz.

Dice el Señor: “Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos” (Is. 55). Tal vez este verano puede ser la ocasión para que te preguntes no “qué planes tienes”, sino “qué planes tiene Dios para ti”. Y que lo hagas, quizás
por primera vez, en serio. Puedes hacerlo en la playa, en tu pueblo, en unas convivencias, en un campo de trabajo, mientras haces el Camino Lebaniego, en la JMJ de Lisboa … Si le buscas, Dios no faltará a la cita, porque hacen falta “obreros en la mies” y la humanidad sigue necesitando el anuncio del Evangelio de la alegría.

Al final, si el Evangelio llega tarde esta vez y ya has hecho planes para este verano, no te inquietes, Dios seguirá llamándote, sabrá esperar, porque cuenta contigo. Ojalá descubras que los mejores planes, el mejor plan es siempre el de Dios.
Edu de Haza ss.cc