Días 6- 8 SEPTIEMBRE

INICIO DEL CURSO

Miércoles 6 de septiembre

¡Bienvenidos a este nuevo curso que comenzamos hoy!

El lema que nos va a ir acompañando durante este año va a ser: «Tengo algo que decirte»

Con mucha ilusión empezamos este curso, agradecemos todo el tiempo de descanso, el poder ver de nuevo a nuestros amigos, a nuestros profesores… y con algo de expectación recibimos este mensaje que nos regala el cruso 23-24: «Tengo algo que decirte». 

A lo largo de este curso, vamos a ir descubriendo como Dios se comunica con nosotros de muchas maneras. ¡Tenemos que estar atentos! Hoy nos acercamos a la primera y más evidente: su propia Palabra. Cada día se nos ofrece de una manera nueva, y nos cuenta cosas diferentes e interesantes…

ESCUCHAMOS LA PALABRA

Lectura del santo evangelio según San Lucas:

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron que hiciera algo por ella. Él, de pie a su lado, le tocó la frente, y se le pasó; ella, levantándose en seguida, se puso a servirles. Al ponerse el sol, los que tenían enfermos con el mal que fuera se los llevaban; y él, poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando. Al hacerse de día, salió a un lugar solitario. La gente lo andaba buscando; dieron con él e intentaban retenerlo para que no se les fuese.
Pero él les dijo: «También a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino de Dios, para eso me han enviado.»

Palabra del Señor

PROFUNDIZAMOS

Dos cosas en este inicio de curso que Jesús nos regala en su evangelio: que viene a cuidar y a acompañarnos como a la suegra de Pedro; y que viene a poder hacerlo con todos, por eso se va a otros pueblos a anunciar el Reino. Así que… ¡dos invitaciones para este curso que empieza! La primera, cuidar de mis compañeros y segunda, cuidar a todos y ser universal como Jesús.

Terminamos pidiéndole a Jesús que nos enseñe con la oración que nos hace hermanos: el Padrenuestro.

Jueves 7 de septiembre

Empezamos nuestro día poniéndonos en la presencia de Dios, en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo.

Buenos días, y bienvenido a este curso 23-24, ¡qué alegría reencontrarnos y poder decirnos las ganas que teníamos de vernos! Esta mañana ponemos en manos de Dios el curso que tenemos por delante, y le pedimos que sea un año de encuentro, de paz, de alegría y de buenos frutos…

Como decíamos ayer, el lema que nos va a acompañar este año es «Tengo algo que decirte». Iremos descubriendo poco a poco el poder de las palabras y de la Palabra, en la que el Buen Dios quiere comunicarse con nosotros cada día y acompañarnos como solo Él sabe hacer. Poco a poco iremos descubriendo, como Él tiene muchas cosas que decirnos,  e iremos desenvolviendo ese regalo en los muchos formatos que viene: a través de los encuentros, la música, el servicio, la entrega y tantos otros… y también a través de la Palabra, donde se comunica  de manera directa, aunque a veces se nos haga un poco difícil entenderle.  Hoy escuchamos lo que nos quiere decir a través del Evangelio de hoy:

ESCUCHAMOS LA PALABRA

Lectura del santo evangelio según San Lucas:

En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a

Simón: «Rema mar adentro, y echad las redes para pescar.»
Simón contestó: «Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.» Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían.

Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.»
Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres.»
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

Palabra del Señor

PROFUNDIZAMOS 

¡Tres pistas para entender lo que Dios nos quiere decir hoy…! La primera es que Jesús habla con  Simón y Juan en medio de su día a día, ellos eran pescadores y ahí en medio de su trabajo es donde se encuentra con ellos. La segunda, es que Jesús entiende que estén cansados por no haber pescado nada y les pide un poquito de confianza, ellos vuelven a dudar y Jesús insiste… ¡y reciben recompensa! Y la tercera… esa confianza les regala una nueva tarea con lo que saben hacer, y deciden seguirle. Jesús les ha regalado, confianza, alegría y sentido.

¿Qué esperas tú de este nuevo curso?

Terminamos juntos rezando la oración en la que pedimos juntos que venga el Reino cada día: el Padrenuestro.

Viernes 8 de septiembre

Empezamos nuestro día poniéndonos en la presencia de Dios, en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo.

Hoy celebramos la Natividad de la Virgen, el día que nació María.  Damos gracias por su vida y por cuidar de Jesús hasta que salió de su casa para anunciar el Reino de Dios. Hoy es un día de alegría para nosotros, la Iglesia, por eso rezamos con el Salmo que hoy se propone.

ESCUCHAMOS LA PALABRA

Salmo 12
Desbordo de gozo con el Señor.
Porque yo confío en tu misericordia:
mi alma gozará con tu salvación. 
Y cantaré al Señor por el bien que me ha hecho. 
Mi alma gozará con tu salvación.       

REFLEXIONAMOS: 

De María podemos aprender varias cosas, que nos pueden servir para guiarnos durante este curso: 

CONFIANZA, GENEROSIDAD Y COMPRENSIÓN.

  • Confianza: confió tanto que dijo que SÍ, antes de saber cómo iba a suceder todo.
  • Generosidad: fue tan generosa que dio a su Hijo al mundo, para hacerlo más humano.
  • Comprensión: María, como buena madre, siempre perdonó hasta al extremo de perdonar a aquellos que crucificaron a su hijo.

¡Muchas felicidades María!

Terminamos rezando un Ave María