¡Vamos Jesús! Lo que faltaba… Encima de que me ofende, soy yo el que tiene que ir para ayudarle a cambiar ¿de verdad crees que el mundo se mueve así?
No. Perdona, Jesús, si te hacen daño, te ofendes, y si no se da cuenta de que te ha hecho daño, te ofendes aún más y ni le miras. Y, si ni por esas se da cuenta, entonces tienes todo el permiso para fastidiarle tú a él. Eso es lo normal. ¿No?
De otro modo las cosas no serían normales. Como si con el perdón pasase como con el amor, que hay que no llevar cuentas del mal, ni jactarse, ni engreírse, ni buscarlo mío… y, también como con el amor, el perdón disculpa sin límites, cree sin límites y aguanta sin límites. ¿No?
Esta sería la respuesta de cualquiera que se ha sentido herido. Y es normal. Pero Jesús nos conoce como somos, pecadores y nos sueña mejor de lo que somos. Pero para ello debe haber alguien capaz de mostrarme que mi error, mi tozudez, mi falta de fe y mis faltas de amor no tienen que tener la última palabra en mí ¿Quién es capaz de ser esa persona para mí? Creo que a esa(s) persona(s) hay que estarles muy agradecidas. Ellos nos ven con ojos mejores, con una mirada diFErente.
Ojalá encontremos en el camino personas así y, de paso, seamos nosotros personas que al que se equivoca, aunque nos haga daño, le respondamos con amor y perdón.
Pedro M. Gordillo ss.cc.