«COSAS DE DIOS Y COSAS NUESTRAS » (22 – OCT)

Conforme te familiarizas con las historias de la Biblia te vas sorprendiendo más y más de lo sabio que es Dios y de cómo hace las cosas sorprendentemente. En este caso, se valió de una figura, Ciro el Grande, rey de un gran imperio, quien pretendía dominar el mundo y extender su Dios por todos sus territorios. 

Pues, precisamente este Ciro, dio “luz verde” al Pueblo de Israel, para que regresara a su tierra y reconstruyese el templo de Jerusalén. Y es que Dios es así, se vale de quien elige para llevar su palabra a todas sus criaturas, para mostrar su grandeza y su misericordia, para evitar que no se nos vayan los ojos hacia otros dioses. 

Y es que ocurre a menudo. Las cosas de Dios y las cosas nuestras parece que vienen mezcladas y se confunden habitualmente. ¿Porqué Putin utiliza la Iglesia Ortodoxa rusa para bendecir la guerra? ¡¡Cuántas veces se manipula lo religioso para conseguir objetivos políticos!! Sin embargo, a Jesús no se la colaron: “Al César; lo que es del César y a Dios; lo que es de Dios”. Respuesta perfecta para que ya nunca nadie confunda una cosa y otra. Porque en esas monedas romanas estaba escrito que el César era una DIVINIDAD. Por lo tanto, Si Jesús hubiera dicho que hay que pagar impuestos, le habrían tratado de colaboracionista y falso profeta, pero si hubiera dicho que no hay que pagar impuesto a los romanos, le hubieran tratado de rebelde y, posiblemente, le hubieran entregado… también. 

Pensemos ahora en tantas cuestiones que se nos plantean cada día y decidme si no os resulta complicado separar fe y vida. A modo de ejemplo: ¿Debo estar a favor de Israel o de Palestina? ¿Debo apoyar a los partidos que aprueban el aborto pero apoyan a las mujeres? ¿debo apoyar a que desalojen a mi vecino okupa o debo protegerlo? Por eso, es muy importante que los cristianos tengamos un nivel alto de formación y de información y de discernimiento para descubrir cómo actuaría hoy Jesús si estuviera aquí, con el contexto actual. No es poco…

Joaquín Garre. 



Mt (22,15-21):

En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta.
Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es licito pagar impuesto al César o no?»
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto.»
Le presentaron un denario. Él les preguntó: «¿De quién son esta cara y esta inscripción?»
Le respondieron: «Del César.»
Entonces les replicó: «Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.»

Palabra del Señor

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