«DE AMOR VA LA COSA » (29 – OCT)

Hace poco, andando por la calle, vi cómo un señor mayor quiso ayudar a unos chavales más jóvenes, pero estos lo despreciaron. El señor los miró con cariño y les pidió disculpas por haberlos molestado. Me sorprendió tanto cómo había respondido el hombre que le pregunté si se encontraba bien. El señor me dijo que sí, todo estaba bien. Yo le comenté que la gente tendría que aprender a tratar mejor a los demás. Y él me dijo: “Al final todo se resume en el amor: en el amor que lleves dentro y en el amor que resume tu vida. Lo que pasa es que hay personas que no están preparadas para acoger tanto amor”. Y yo dije para mis adentros: “Amén”.

Todo se resume en el amor. Este podría ser el eslogan de las lecturas de este domingo. Se nos invita a amar al Señor por encima de todas las cosas, y a amar al prójimo con las mismas fuerzas. Lo primero es lo primero: amar al Señor con todo tu corazón. Quienes nos hemos sentido queridos por el Señor sabemos que esto es un regalo. Quienes nos hemos sentido salvados por el amor del Señor sabemos que esto es una suerte. Brota del corazón querer al Señor. Experimentar que el amor del Señor no tiene fondo…te coloca con una predisposición tal que es fácil ponerlo en el centro de tu corazón. Ahora, es verdad, que también es fácil que nos despistemos y que coloquemos otras cosas en el corazón que se antepongan al Señor. Hoy el Señor nos dice: ¡Ten cuidado, y no me relegues a un segundo lugar, yo no lo hago contigo!”.

 

Y de ahí, de ese amor del Señor y al Señor…sale el segundo mandato de las lecturas de hoy: amar al prójimo. La vida del señor que me encontré en la calle rezumaba tanto amor por dentro que casi que le salía espontáneo responder con amor a la vida y a las personas que se encontraba en el camino. No se trata tanto de esforzarse con mucha fuerza en querer a las personas (y más a las que no nos caen bien). No somos espartanos del amor. Se trata de dejarse inundar del amor de Dios…para que el otro salga solo. Dime cómo quieres a la gente, y te diré cómo es tu relación con Dios. 

La invitación es clara: amar y más amar…y en todo seguir amando. ¿Te animas?

Fernando Bueno ss.cc.

Mt (22,34-40):

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?»
Él le dijo: «»Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.» Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»

Palabra del Señor