En la antigüedad los israelitas cantaban o recitaban los salmos como parte de su adoración a Dios, muy similar a como utilizamos los himnos en la actualidad.
Hoy rezamos con el Salmo 23.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede entrar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos.
Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Esta es la generación que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob.
Este salmo habla sobre cómo Dios se relaciona con aquel que le entrega su vida a Él. En momentos en los que te sientes con miedo o con preocupaciones, busca a Dios dentro de ti. Dios te ama, te cuida y te protege.
Rezamos juntos un Padre Nuestro