Semana 8 – 12 de enero

Lunes 8 de enero

¡Bienvenidos al segundo trimestre! Buenos días. Hoy comenzamos el segundo trimestre, y no hay mejor forma de hacerlo que con una oración que nos invite a reflexionar. Nos ponemos en presencia del Señor.

ESCUCHAMOS ATENTAMENTE

No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis seréis juzgados, y con la medida con que medís, se os volverá a medir.

Palabra de Dios

VEMOS JUNTOS

A continuación, vamos a ver un cortometraje animado.

¿Qué conclusiones sacas tras la lectura de la cita bíblica y la visualización del vídeo?

 

Martes 9 de enero

Como cada mañana, nos ponemos en presencia del Señor en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

En la esperanza compartida de alcanzar una vida plena y dichosa, vamos a leer todos juntos esta oración:

FELICES
Felices los infelices que no pierden la esperanza,
los incompletos que siguen creciendo,
los heridos que se dejan lavar las llagas,
los vulnerables que no se avergüenzan de serlo.
Felices los fracasados que del golpe hacen escuela,
los olvidados que recuerdan sin odio,
los diferentes que se saben únicos,
los enfadados que se ríen de sí mismos.
Felices los preocupados que bailan sobre charcos,
los tímidos que alzan la voz,
los profetas que rompen candados,
los creyentes que preguntan.
Felices, en este mundo turbulento,
los buscadores de Dios.

(José María R. Olaizola, SJ)

Miércoles 10 de enero

Nos ponemos en presencia del Señor, dejamos las prisas, los agobios y pesamos en estos minutos importantes para comenzar bien el día y los hacemos En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

ESCUCHAMOS LA PALABRA

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 29-39

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, cuando todavía era muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca». Él les responde: «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido». Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.

Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

REZAMOS JUNTOS

Gracias Señor, porque, aunque en mi vida existen algunas dificultades, Tú siempre me das tu amor y siempre me acompañas y es por eso que en esta oración quiero entregarte mi vida, todos los planes y las ilusiones que tengo, para que Tú me guíes, me acompañes y me ayudes a alcanzarlas.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Jueves 11 de enero

Nos ponemos en presencia del Señor, En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Salmo 62, 5-8

Solo en Dios encuentro paz; pues mi esperanza viene de él.

Solo él me salva y me protege. No caeré, porque él es mi refugio.

De Dios dependen mi salvación y mi honor; él es mi protección y mi refugio.

Ahora escuchamos la canción.

Viernes 12 de enero

¡Buenos días a todos! Comenzamos nuestra oración en el nombre del padre, del hijo y del Espíritu Santo, amén. 

ESCUCHAMOS LA PALABRA

Del evangelio de Marcos:
Cuando a los pocos días entró Jesús en Cafarnaún, se supo que estaba en casa. Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Y les proponía la palabra. Y vinieron trayéndole un paralítico llevado entre cuatro y, como no podían presentárselo por el gentío, levantaron la techumbre encima de donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados». Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros: ¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo uno, Dios?». Jesús se dio cuenta enseguida de lo que pensaban y les dijo: «¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados” o decir: “Levántate, coge la camilla y echa a andar”? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados -dice al paralítico-: “Te digo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa”». Se levantó, cogió inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: «Nunca hemos visto una cosa igual».

Palabra del Señor. R/Gloria a ti, Señor Jesús.

PROFUNDIZAMOS

Nos preguntamos en silencio imaginándonos que hemos estado en esa habitación y hemos visto y oído todo.

¿Qué habría pensado yo de Jesús al quitarle los pecados al paralítico?
¿Le habría creído o habría pensado que es un farsante?
¿Qué pensaría al ver al paralítico volver a andar si antes le conocía enfermo?
¿El ser testigo de estos acontecimientos, me produciría algún cambio?

Terminamos haciendo una sencilla señal de la cruz.