Escuchamos la lectura de San Pablo a los Corintios:
Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, pero no tengo amor, he llegado a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe. Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy. Y si diera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada me aprovecha. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante. No se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido. El amor no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Profundizamos:
El amor puede transformar nuestras vidas. La canción destaca la belleza de querer a alguien, con todas sus complejidades y momentos compartidos. Nos recuerda que el amor, en sus diversas formas, es un regalo precioso que enriquece nuestra existencia. Así, esta melodía, al igual que Dios, nos invita a apreciar y celebrar la maravilla de amar y ser amado.
En el nombre del Padre, del Hijo y de Espíritu Santo.