Semana 12 – 16 de febrero

Lunes 12 de febrero

Comenzamos un nuevo día con ganas de vivirlo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

ESCUCHAMOS LA PALABRA

EVANGELIO: Mc 8, 11-13

En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús dio un profundo suspiro y dijo: «¿Por qué esta generación reclama un signo? En verdad os digo que no se le dará un signo a esta generación». Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.

Palabra de Dios

REFLEXIONAMOS

Señor, con frecuencia nosotros también te pedimos signos que te hagan evidente a nuestros ojos, que aumenten nuestra fe o que orienten nuestros pasos. Pero nos damos cuenta de que, a veces, esta petición esconde la intención de que en vez de seguirte nosotros a Ti, nos sigas Tú a nosotros en las cosas de la vida.

¿Somos sinceros en nuestro diálogo con Jesús? O, por el contrario, ¿buscamos ponerle a prueba?

¿Por qué reclamamos un signo en lugar de aprender a verle y a esperarle en todo?

Martes 13 de febrero

Comenzamos un nuevo día en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

ESCUCHAMOS LA PALABRA

EVANGELIO: Mc 8, 14-21

A los discípulos se les olvidó tomar pan, y no tenían más que un pan en la barca. Jesús les ordenaba diciendo: “Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes”. Y discutían entre ellos el hecho de que no tenían panes. Dándose cuenta, les dijo Jesús: “¿Por qué andáis discutiendo que no tenéis pan? ¿Aún no entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis el corazón embotado? ¿Tenéis ojos y no veis, tenéis oídos y no oís? ¿No recordáis cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil?” Ellos contestaron: “Doce”. ¿Y cuántas canastas recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil? Le respondieron: “Siete”. Él les dijo: “¿Y no acabáis de entender?”.

Palabra de Dios

ORACIÓN

Cuánto, y cuánto bueno, haces en nosotros, Señor. Pero qué facilidad tenemos para olvidar.

Nos preocupamos una y otra vez por las mismas cosas que Tú ya has solucionado. Pasamos por alto que Tú vienes con nosotros, en nuestra barca. Que nos acompañas, que nos enseñas y que basta tu Palabra para que nuestros corazones dejen de estar embotados y vean de otra manera.

Cuántas veces hemos sido testigos en nuestras vidas de Ti. De esa ocasión en que repartiste cinco entre cinco mil, o siete entre cuatro mil… Porque también en nuestras vidas y en nuestros imposibles haces esto.

Hoy te pedimos que nuestros ojos vean y que nuestros oídos oigan. Que podamos entender en cualquier situación todo lo que Tú haces en y por nosotros. Amén.

Miércoles 14 de febrero

Hoy es miércoles de Ceniza, y una mañana más comenzamos nuestra oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 

Este tiempo de Cuaresma se nos invita a vivir la conversión, a cambio aquellas cosas que no nos ayudan en nuestro día a día a vivir de un modo más auténtico. Este año, pega la vuelta…

ESCUCHAMOS LA PALABRA

Evangelio: Mt 6, 1-6.16-18

“Cuidaos de hacer el bien en público sólo para que la gente os vea. De otro modo, no recibiréis recompensa del Padre, que está en los cielos. Por eso, cuando socorras a alguna persona necesitada, no lo pregones a bombo y platillo, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para que la gente los alabe. Os aseguro que estos ya han recibido su recompensa. Cuando socorras a una persona necesitada, hazlo de modo que ni siquiera tu mano izquierda sepa lo que hace tu derecha. Así tu buena obra quedará oculta y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará. Cuan oréis, no hagáis como los hipócritas, que son muy dados a orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para que todo el mundo los vea, os aseguro que ya han recibido su recompensa. Tú, cuando ores, métete en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está allí a solas contigo. Tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará. Cuando ayunéis, no andéis por ahí con cara triste, como hacen los hipócritas, que ponen gesto de lástima para que todos se enteren de que están ayunando. Tú, por el contrario, cuando quieras ayunar, lávate la cara y perfuma tus cabellos, para que nadie se entere de que ayunas, excepto tu Padre, que ve hasta lo más secreto. Y tu Padre, que ve hasta lo más secreto, te recompensará”. 

REFLEXIÓN

Hoy es un buen día para que, en un momento de silencio interior, te plantees cuál va a ser tu compromiso de cara a este nuevo tiempo de Cuaresma que se abre ante ti. Sé consciente de todo lo que te preocupa, de tus sueños y de tus miedos, y presenta a Dios toda esa realidad que forma tu vida. Valora todo lo que eres, y mira a las personas que tienes a tu alrededor con ojos nuevos de compromiso y fraternidad. 

Examina tu estado de ánimo y tu disposición al inicio de esta nueva Cuaresma. Piensa en un gesto de vida que sea “secreto” entre Dios y tú, donde te encontrarás con Él y con las demás personas en este camino hacia la Pascua.

Oración final

Concédenos, Señor, al inicio de esta Cuaresma que queremos vivir de una forma nueva, hacer camino con pies ligeros y mirada limpia y misericordiosa, para que los gestos exteriores sean signo visible de la vida que llevamos en nuestro interior y que estas prácticas se hagan vida que brote con fuerza para compartir con quienes nos encontramos cada día.

Jueves 15 de febrero

Comenzamos nuestra oración poniéndonos en la presencia de Dios, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 

El tiempo de Cuaresma “tiene algo que decirte”, y te dice: “¡pega la vuelta!”. Este tiempo es una oportunidad para que des la vuelta a aquellas cosas que te alejan de los demás, de ti mismo, del mundo… y en definitiva, de Dios.

ESCUCHAMOS LA PALABRA

Lc 9, 22-25

Les dijo también: “El Hijo del hombre tiene que sufrir mucho; va a ser rechazado por los ancianos del pueblo, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley, que le darán muerte, pero al tercer día resucitará”.  Y añadió, dirigiéndose a todos: 

“Si alguno quiere ser discípulo mío, deberá olvidarse de si mismo, cargar con su cruz cada día y seguirme. Porque el que quiera salvar su vida la perderá, pero el que entregue su vida por causa de mí, ese se salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si él se pierde o se destruye a sí mismo?” 

REFLEXIÓN:

En el mundo en que vivimos, puede que no nos encontremos con personas viviendo en un campo de refugiados o en prisión de manera injusta… pero no faltan quienes viven refugiados en la gran ciudad, en tu calle o en una más allá, debajo de la pasarela, aparcando coches, sin papeles, sin derechos, sin dignidad…  

Piensa en alguno de estos “refugiados” que has visto ayer o hace poco y mírale con mirada de misericordia, como a una persona, como a tu hermano o hermana… 

¿De verdad no puedes hacer nada? Aunque solo sea una mirada y una sonrisa…

(Adaptado de SED. Maristas. 2017)

Viernes 16 de febrero

Comenzamos el día escuchando lo que “el Señor tiene que decirnos” y poniéndonos en su presencia, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 

ESCUCHAMOS EL EVANGELIO

En aquel tiempo, los discípulos de Juan se le acercan a Jesús, preguntándole: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?».

Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán».

Palabra del Señor.

REFLEXIONAMOS:

Los discípulos de Juan se sentían cómodos con Jesús, y como un niño que no entiende algo, le preguntan por qué sus discípulos no ayunan. La respuesta de Jesús es sorprendente: en una fiesta de boda nadie hace penitencia ni ayuna, todo el mundo está contento. Pone así de manifiesto que Su Presencia en la tierra, tiene un sentido festivo similar al de una boda. 

El ayuno durante la Cuaresma, entre otros significados, tiene el de ayudarnos en la reconquista del silencio, de la interioridad, a afinar la escucha y la mirada y hacer frente a lo superfluo.

ESCUCHAMOS LA CANCIÓN:

Terminemos la oración escuchando esta canción que invita a pararse y dar valor a las pequeñas cosas que muchas veces los destellos de la vida no nos dejan ver.