Semana 19 – 23 de febrero

Lunes 19 de febrero

Buenos días, comenzamos esta nueva semana de Cuaresma, poniéndonos en la presencia de Dios, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Una mañana más escuchamos lo que nos tiene que decir la Palabra en este camino de ir dándonos la vuelta para aprender a mirar y querer al modo de Jesús.

ESCUCHAMOS LA PALABRA

Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,31-40):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.

Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a yerme”.

Entonces los justos le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”. Y el rey les dirá: “En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.

Palabra de Dios

REFLEXIÓN:

Hoy puedo preguntarme cuándo veo yo a Jesús con hambre, con sed, cuándo le veo sin casa, cuándo le veo enfermo, en la cárcel… y cuándo yo soy capaz de salir de mí y atenderle, cuidar, ofrecer lo que tengo…

Haz silencio un momento y ponte algún compromiso esta semana para cuidar a los otros en cosas concretas, de ese modo irás dándote la vuelta y acercándote poco a poco más a Dios, y ganando en autenticidad, convirtiéndote en positivo.

ORACIÓN FINAL

Que mi oído esté atento a tus susurros. Que el ruido cotidiano no tape tu voz. 

Que te encuentre, te reconozca y te siga. Que en mi vida brille tu luz. 

Que mis manos estén abiertas para dar y proteger. Que mi corazón tiemble con cada persona que padece.

Que acierte para encontrar un lugar en tu mundo. Que mi vida no sea estéril y egoísta.

Que sepa hablar de paz, imaginar la paz, construir la paz. Que ame, aunque a veces duela. 

Que distinga en el horizonte las señales de tu obra.

Martes 20 de febrero

Buenos días, comenzamos como cada día poniéndonos en la presencia del Señor, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Hoy el Señor en su Palabra tiene algo muy importante que decirnos, nos enseña como a sus discípulos a rezar… recordándonos que no hay que hacer grandes ritos ni sacrificios, sino poner nuestro corazón en el corazón de Dios.

ESCUCHAMOS LA PALABRA

Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,7-15):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros orad así: “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal”.
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».

Palabra de Dios

REFLEXIÓN:
Cuántas veces rezamos esta oración y lo hacemos tan de memoria que no caemos en la cuenta de todo lo que decimos con ella… Para terminar nuestra oración, vamos a hacer una adaptación de la misma.


Padre nuestro que estás en el cielo; que comience en tu presencia el colegio,
dispuesto a compartir la tarea que Tú me has encomendado.
Santificado sea tu nombre: que te alaben, te bendigan al ver la bondad de lo que hoy haga o sea.
Venga tu Reino, el que Jesús anunció; el Reino que me confiaste.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Que oiga lo que deseas de mí, caminando por los caminos de la libertad.
Danos hoy nuestro pan de cada día, el pan de la mesa familiar, el pan de la verdad y la amistad, el pan de la justicia y la libertad; el pan de la interioridad y los valores para
compartirlos cada día con los que me has confiado.
Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos, y perdona mis limitaciones porque con ellas empobrezco a los que me rodean. Perdona mis desalientos y mis
impaciencias. Que yo sepa comprender y perdonar.
No nos dejes caer en la tentación de desentenderme de mis compromisos; de olvidar a los marginados de esta tierra, de limitarme a trabajar por lo material olvidándome de Ti que das sentido y razón a mi existencia.
Y líbranos del mal, de no hacerme responsable de lo que me toca no me deja crecer. Y líbrame del mal terrible de no amar lo suficiente a los que me quieren. Amén

Miércoles 21 de febrero

Comenzamos un día más poniéndonos en la presencia de Dios, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.

ESCUCHAMOS LA PALABRA

Del Evangelio de Lucas 11, 29-32

La multitud seguía juntándose alrededor de Jesús, y él comenzó a decirles: –La gente de este tiempo es malvada. Pide una señal milagrosa, pero no se le dará otra señal que la de Jonás. Porque así como Jonás fue señal para la gente de Nínive, así también el Hijo del hombre será señal para la gente de este tiempo. En el día del juicio, cuando se juzgue a la gente de este tiempo, la reina del Sur se levantará y la condenará; porque ella vino de lo más lejano de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y lo que hay aquí es más que Salomón. También los habitantes de Nínive se levantarán en el día del juicio, cuando se juzgue a la gente de este tiempo, y la condenarán; porque los de Nínive se convirtieron a Dios cuando oyeron el mensaje de Jonás, y lo que hay aquí es más que Jonás.

Palabra de Dios

REFLEXIÓN

El evangelio de hoy no suena un poco raro, son estas veces en que Jesús habla con un lenguaje un poco apocalíptico, hablándonos de signos, personajes y lugares que a lo mejor no nos suenan. Pero nos viene a decir, que ya desde entonces había quiénes querían que Dios hiciera signos algo mágicos, y sin embargo lo que Jesús no invita a hacer es a ser nosotros mismo sinos de su amor.

ENTRA EN TU INTERIOR: Analiza la profundidad que tienen estos signos de Dios en tu vida:
Un signo claro de la presencia de Dios en la vida, es la alegría.
Un signo evidente de la confianza en Dios es la paz interior.
Un signo efectivo del amor a Dios, son las buenas obras.
Un signo cierto de ser discípulo de Jesús es la cercanía a su cruz.
Un signo profundo de haber comprendido la generosidad de Dios es la humildad en la acción.
Un signo seguro de la “ternura de Dios” es su gracia.
Un signo cierto del amor de Dios es vivir la buena noticia de Jesús.
(SED. Maristas. 2017)


ORACIÓN FINAL

Jesús hermano, que viviste entregado al Padre, hazme atento a los signos de su amor, que descubra los signos de su voluntad, tus palabras y tu mensaje resulten fuego en mi corazón. Que tu paz me dé, no una permanencia en el orden, sino un deseo de justicia, de caridad, de respeto a la dignidad del ser humano; de serenidad, de compasión y sobre todo que me dé la fuerza para construir el Reino de Dios.

Jueves 22 de febrero

Comenzamos un día más poniéndonos en la presencia de Dios, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén. Esta mañana queremos seguir en este camino de Cuaresma convirtiéndonos y pegando la vuelta hacia nuestra mejor versión.

ESCUCHAMOS LA PALABRA

Evangelio según san Mateo (7,7-12):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!
Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas».

Palabra del Señor

REFLEXIÓN:

La Palabra de hoy nos dice que Dios es tan bueno como nuestros padres que siempre nos cuidan y dan aquellas cosas que necesitamos. Jesús empezó a llamar a Dios Abbá, y de esta manera ayudó a que la gente de su época conociera a Dios como alguien cercano que cuida y vela por cada uno, y no un Dios por el que hay que hacer sacrificios para que esté contento con nosotros. Sin embargo, este tiempo de Cuaresma nos invita a buscar maneras para acercarnos más a Dios… ¿Qué se te ocurre que puedes hacer para estar más cerca de ÉL? ¿Y más cerca de Dios?

Terminamos rezando un Padrenuestro

Viernes 23 de febrero

Buenos días, comenzamos nuestra oración poniéndonos juntos en la presencia del Señor. Hoy en este viernes, rezamos sencillamente con una canción que nos recuerda cómo es Dios con nosotros y la invitación que nos hace a seguir acercándonos a él y todas las cosas que nos regala buscarle en nuestra vida cada día.

Letra canción:

Si aún no lo ves,
pronto lo verás:
todo un Dios enamorado de ti.
Habla bien de Él,
que no mentirás,
todo lo hizo para hacerte feliz.
Lo que pasa es que el mundo no quiere escuchar,
no vaya a ser que vea, que entienda y se empape
de esta alegría que nos quiere regalar.
No vaya a ser que entienda, se convierta y se sane.
No temas a la Luz,
no temas a la Paz,
no temas a la Alegría,
no tengas miedo a ser feliz.
Porque Él es el Camino que se ha abierto para ti.
Porque Él es “El que es”,
ahora puedes ser feliz.

Leemos esta pequeña cita de libro de los Salmos

Salmo 91, 4
Tu fidelidad permanece para siempre; tú afirmaste la tierra, y quedó en pie. Todas las cosas siguen firmes, conforme a tus deseos, porque todas ellas están hechas con tu amor.

Presentamos nuestra oración
Terminamos con un Padrenuestro