Semana 11 – 15 de marzo

Lunes 11 de marzo

Buenos días, nos ponemos en presencia del Señor en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.

ESCUCHAMOS LA PALABRA

Lectura del Santo Evangelio según san Juan 4, 43-54

En aquel tiempo, salió Jesús de Samaria para Galilea. Jesús mismo había atestiguado: «Un profeta no es estimado en su propia patria».

Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta. Fue Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino.

Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verlo, y le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose. Jesús le dijo: «Si no veis signos y prodigios, no creéis».

El funcionario insiste: «Señor, baja antes de que se muera mi niño». Jesús le contesta: «Anda, tu hijo vive».

El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo vivía. Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Y le contestaron: «Ayer a la hora séptima lo dejó la fiebre».

El padre cayó en la cuenta de que esa era la hora en que Jesús le había dicho: «Tu hijo vive». Y creyó él con toda su familia. 

REFLEXIONAMOS

Suponemos que durante su viaje de regreso, habría un sinfín de pensamientos que se agolparon en la mente de este padre, pero aun así, la palabra de Jesús que él había creído, le infundía nuevo ánimo, y seguro que una paz y seguridad incomprensibles llenaban su corazón.

Y ésta es también la experiencia de todos los que hemos puesto nuestra fe en el Señor; nosotros también atravesamos este mundo con la seguridad y confianza que su Palabra nos da.

Todavía no hemos visto la plenitud de su salvación, pero la confianza en su Palabra nos llena de gozo y ánimo para no desesperar.

Terminamos rezando un Padre Nuestro

Martes 12 de marzo

Buenos días, comenzamos la oración de hoy en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo.

Os invitamos a mirar y escuchar con atención este vídeo de la cantautora Eva Craft, en su canción Océanos, habla sobre lo importante que es Confiar en el Plan que el Señor tiene para nosotros . En la canción se observa también la confianza de la cantante en Dios y como ella le sigue allá donde Él la llame.

«Que tu Espíritu me guíe sin fronteras,

más allá de las barreras, a donde tu me llames».

 

Terminamos la oración con un Padre Nuestro

 

Miércoles 13 de marzo

Comenzamos este hermoso día en el nombre de Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 

REZAMOS JUNTOS EL SALMO

Salmo 144

El Señor es clemente y misericordioso.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones.
Cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.

En este fragmento del salmo 144 el salmista comienza bendiciendo a Dios y reconociendo sus bondades, su cuidado y su poder. 

En este tiempo de Cuaresma, intentemos cuidar nuestros ratos de oración, como una de las actitudes a las que tenemos que prestar especial atención estos días.

Jueves 14 de marzo

Este día que comienza te lo confiamos, Señor. Que lo vivamos en Presencia tuya, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

ESCUCHAMOS LA PALABRA

Lectura del santo evangelio según san Juan (5,31-47):

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos:

«Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Hay otro que da testimonio de mí, y sé que es verdadero el testimonio que da de mí. Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio en favor de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz. Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado. Y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca habéis escuchado su voz, ni visto su rostro, y su palabra no habita en vosotros, porque al que él envió no lo creéis.

Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas están dando testimonio de mí, ¡y no queréis venir a mí para tener vida! No recibo gloria de los hombres; además, os conozco y sé que el amor de Dios no está en vosotros. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibisteis; si otro viene en nombre propio, a ese sí lo recibiréis. ¿Cómo podréis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que yo os voy a acusar ante el Padre, hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero, si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?».

REFLEXIONAMOS

El evangelio nos narra una de las disputas de Jesús con los judíos. Nos muestra sus sentimientos de incomprensión y rechazo, por eso apela a las obras que hace, pues ellas hablan de quién es Él y quién le ha enviado.

Viernes 15 de marzo

Juntos, como hermanos empezamos nuestra oración: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

La canción presenta un amor incondicional,de los que, visto desde fuera, puede parecer irracional, loco, sin sentido. Ese es el amor que Dios nos da cada día: Él nos mira, sabe lo que pensamos, lo que vivimos, lo que amamos y lo que odiamos… Nos conoce completamente, pero no nos deja.

Su amor es inmenso con nosotros. ¿En qué situaciones sientes que Dios te acompaña?¿Qué motivos encuentras para amar a tu familia, a tus amigos, a aquellos con los que compartes trabajo, misión…?

Rezamos con este versículo de Mateo (Mt. 5, 46): Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tenéis?

Propósito

Ser ecuánime en mis estados de ánimo. Mi familia y los demás se merecen lo mejor de mí.

Rezamos juntos un Padre Nuestro