Escuchamos el Evangelio de Juan, que nos recuerda el gesto de Jesús en la última cena, y que seguro que Damián replicó en muchas ocasiones con sus amigos de la isla.
Del Evangelio según san Juan
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Palabra de Dios
Terminamos rezando juntos esta oración
Damián,
hermano de llamada y de camino,
misionero feliz y generoso,
que amaste el Evangelio más que tu vida,
y por amor a Jesús
dejaste tu familia y tu país,
tus seguridades y tus sueños propios.
Enséñanos a dar la vida con tu gozo,
a ser leprosos con los leprosos de hoy,
a celebrar y contemplar la eucaristía
como la fuente de
nuestra propia entrega.
Ayúdanos a amar hasta el extremo,
y a perseverar, por la fuerza del Espíritu,
en la compasión con los pobres y olvidados
para ser buenos discípulos
de Jesús y de María.