ESCUCHAMOS LA PALABRA
Lectura del libro Eclesiástico 48, 1-14
Surgió el profeta Elías como un fuego, su palabra quemaba como antorcha. Él hizo venir sobre ellos el hambre, y con su celo los diezmó. Por la palabra del Señor cerró los cielos y también hizo caer fuego tres veces. ¡Qué glorioso fuiste, Elías, con tus portentos! ¿Quién puede gloriarse de ser como tú? Tú despertaste a un cadáver de la muerte y del abismo, por la palabra del Altísimo; tú precipitaste reyes a la ruina y arrebataste del lecho a hombres insignes; en el Sinaí escuchaste palabras de reproche y en el Horeb sentencias de castigo; tú ungiste reyes vengadores y profetas para que te sucedieran; fuiste arrebatado en un torbellino ardiente, en un carro de caballos de fuego; tú fuiste designado para reprochar los tiempos futuros, para aplacar la ira antes de que estallara, para reconciliar a los padres con los hijos y restablecer las tribus de Jacob. Dichosos los que te vieron y se durmieron en el amor, porque también nosotros viviremos. Cuando Elías fue arrebatado en el torbellino, Eliseo se llenó de su espíritu. Durante su vida ningún príncipe lo hizo temblar, nadie pudo dominarlo. Nada era imposible para él, incluso muerto, su cuerpo profetizó. Durante su vida realizó prodigios, y después de muerto fueron admirables sus obras.
REFLEXIONAMOS
Si nos fijamos en el fragmento de la lectura que está destacado, podemos ver como lo importante en la vida es ser resiliente, no tirar la toalla y luchar por tus objetivos y saber rodearse por personas que te ayuden en tu camino.
Nos tomamos unos minutos para reflexionar sobre las siguientes cuestiones,
¿Cuáles son tus objetivos?¿Qué pasos debes seguir para lograrlos?
¿Quiénes son esas personas que te acompañan en los momentos difíciles?
Rezamos el Padre Nuestro.